A esta altura de la historia, donde vivimos rodeados de tecnología y vemos cómo evoluciona en todos sus campos rápidamente, sabemos que el ser humano innova sobre la investigación y el descubrimiento de leyes de la naturaleza existentes desde siempre ( ej: física cuántica). Sabemos que hurga en busca de materiales y elementos naturales para su uso en comunicaciones, medicina, armamento y la industria y el diseño en general .Sabemos que todo diseño deriva de nuevas investigaciones y de la combinación de tecnologías y materiales que van quedando obsoletos. Por ello, sea cual sea nuestro campo desde el más simple al más complejo, todos los procesos creativos, todas las investigaciones y los descubrimientos los basaremos en lo existente, en lo conocido, porque así funciona nuestro cerebro , toma como referencia lo conocido y desde ahí proyecta, desde ahí crea, desde ahí sueña, desde ahí descubre. Por ello, la historia pertenece al conjunto de aportes, como cimientos creativos, junto con la naturaleza y la investigación, entre otros, para ser una fuente de inspiración en cualquiera de nuestros proyectos.
Al conocer la historia nos empapamos en el trabajo de los que nos precedieron, podemos aprender técnicas y procesos, pero también su modo de vida, su dedicación y entusiasmo. Porque no somos máquinas, somos humanos con deseos y anhelos, con sueños y proyecciones. Y, cuando vemos la dedicación y el esmero que dedicarona su trabajo los que nos preceden con recursos muchos más limitados que los nuestros o cuando percibimos sus ansias por transmitir lo aprendido al punto de dejar una huella en la historia, como la que quiero presentar hoy, vemos que ese deseo inherente al ser humano de proyectarse, no nos pertenece por casualidad, sino que de alguna manera estamos unidos en esa red, en ese camino de aprender para aplicar, mejorar y enseñar. Por eso y no por un acto eventual, estamos hoy aquí acercándonos a este manual, un pedazo de historia.
El primer libro de sastrería del que se tenga conocimiento, fue escrito por Joan Alcega e impreso en Madrid, en casa de Guillermo Drouy en 1580 y no fue hasta 1720, cuando se imprimió en Zaragoza por Juan de Albayzeta el último tratado de la serie “Geometría y trazas pertenecientes al oficio de sastres…”. En esos tiempos, todos los libros de sastrería que circulaban por Europa eran españoles.
Este primer libro, se presentaba de esta manera:
"Libro de geometria, practica y traça [Texto impreso] : el qual trata de lo tocante al officio de sastre para saber pedir el paño, seda o otra tela que sera menester para mucho genero de vestidos ... y para saber como se an de cortar los tales vestidos, con otros muchos secretos y curiosidades tocantes á este arte / compuesto por Joan de Alcega ...]
Pueden verlo en línea o bajar el pdf aquí.Resumen
Esta obra impresa en formato apaisado es el primer tratado de sastrería publicado en España y abre el camino a otras publicaciones de este tipo a finales del siglo XVI y principios del XVII. Su autor, Juan de Alcega, natural de Guipúzcoa y sastre de oficio, así lo declara al licenciado Tejada, a quien dirige «esta mi obrezilla cosa nueua, y hasta oy no vista en nuestra España». De la utilidad de esta obra dan fe Hernán Gutiérrez, sastre de la princesa de Portugal, y Juan López de Burgette, del duque de Alba, quienes el 21 de agosto de 1579, tras examinar la obra y los conocimientos del autor, consideran que «el dicho libro es muy bueno, vtil y prouechoso para toda la republica» y que se le debe dar licencia al autor para que la pueda imprimir y vender a precio justo, y así se la otorga el rey el 13 de septiembre de 1579. La obra, eminentemente práctica, se estructura en tres partes en las que Juan de Alcega pretende transmitir sus conocimientos, a pesar de que estuvo a punto de abandonar en varias ocasiones, como dice en el prólogo al lector, fechado el 4 de mayo de 1580, por «quando considere la mucha costa, y varios moldes que eran menester», o bien porque «fueron tantas las contradiciones, y pleytos que tuue en el Real Consejo sobre la impression deste libro». En la primera parte explica el origen de la «bara de medir que vsamos en estos Reynos de Castilla» y las partes en que se divide: «dozauo, y ochaua, y sesma, y quarta, y tercia, y media bara», para a continuación explicar cómo se debían reducir las medidas de los paños de «dos baras de anchura» a los de cualquier otro tamaño. Mediante el uso de quebrados dedica veintidós capítulos a este tema para que cualquiera pudiera pedir correctamente el paño, seda u otra tela necesaria para realizar los vestidos de hombres o mujeres sin desperdiciar ni quedar escaso de género. En la segunda parte presenta ciento treinta y cinco patrones o «traças» para realizar vestidos. (1)